Hoy si. Hoy, después de ver y escuchar los insultos a nuestro país, reino, estado o lo que sea este injerto y la vergonzante pitada de unos cuantos de miles de gilipollas integrales al himno de todos los españoles en la final de la Copa del Rey podemos decir, amparado en nuestro derecho a la indignación y protesta, que a partir de hoy nos la bufa la señera, la ikurriña, los segadores, el eusko gudari y hasta el torito guapo del Fary.
Veintisiete segundos de himno, veintisiete que si les dejamos lo convierten en nueve o diez, la cosa era no molestar, no provocar y dejarles vivir en Madrid su nazionalista fiesta eusko-catalana sin ofenderles ni lo más mínimo no fueran a llamarnos fachas... ¡¡¡por Dios!!!
No pasa nada, nadie levanta la voz ni pone las pilas, nadie exige respeto o cuando menos silencio ante el himno o la bandera nacional, nadie se siente ofendido, agraviado o molesto por la bronca. Todo Dios pasa de todo.
Nos la bufan con perlesía, digo yo que si no quieren himno que jueguen la copa del Maresme o el triangular del Goierri y antes de cada partido que se harten de bailar sardanas o cortar troncos cantando el "Puta España", por nosotros como si se la cascan con dos piedras.
Es lo que tiene morar con gilipollas, con tontos del culo, con diarreicos mentales, con retrasados, tarados, desmedrados y depilados neuronales, es lo que tiene vivir en un país, estado o Reino sin cojones para nada.
Debemos de suponer que vivimos en un país, reino, estado o lo que sea este injerto pero democrático, muy democrático, tan democrático que se confunde con un país, reino, estado o lo que sea este injerto sin cojones, dignidad, decoro, orgullo ni vergüenza.
Por lo menos y de lo malo... malo, menos mal que nos queda la Esperanza.