martes, 22 de marzo de 2016

Todo falso.


Tanto con la línea roja, la línea roja y por más que busco no la encuentro, ni roja, ni verde ni la colorá. No hay líneas rojas porque no hay ética, honor ni escrúpulos, porque cada día se les ocurre una chorrada nueva y cada jornada aumenta el expositor de la charcutería en la que se ha convertido el gremio de los "sin clase" política de "estepaís".
Es una inmoralidad diaria y hasta yo, agnóstico confeso, no dejo de persignarme, signarme y santiguarme ante tanto retorcimiento del rencor, tanto odio y tanta perversión.
Todo les molesta, les jode todo lo que les suene a España, la historia nacional, las procesiones de Semana Santa, las lápidas de las monjas, la presencia de los militares, los toros, los veteranos legionarios, las calles con nombres de héroes y hasta el retrógrado por antianimalista y machista juego de la oca.
Reina la ignorancia y su atrevimiento. Cada vez que abren la boca asoma entre las tinieblas de su incultura el subdesarrollo de la soberbia que maman, se inventan normas gramaticales, feminizan lo infeminizable y encasillan como fascista y antidemocrático lo que les conviene pero como el zorro... no pierden las mañas, ellos se lo rifan, se lo guisan y se lo jincan.
Tenemos de todo, los que hablan de la corrupción ajena cuando su alacena apesta a chacina rancia, los que representan al trabajador con ocho inmuebles en propiedad, los indefinidos que se arriman al cobijo de la buena sombra, los iluminados filósofos del fracaso que tienen como máxima política el reparto igualitario de la miseria, los liberados teólogos de clase que no curran en defensa y nombre de los trabajadores, los pijos que enarbolan su patriotismo en la bandera de las comisiones y el trinque. Tenemos de todo.
No pasa nada, todo es de todos y nada es nuestro, tenemos de todo. Los que hablando en nombre de la verdad nos roban el voto para vendérselo a los otros, los que se apropian indebidamente de la indignación popular y miseria social para alzar en nombre de no sé quien la arcaica hoz y el martillo que no saben ni para que se usa, los que negocian, tratan, acogen y llegan a acuerdos con asesinos y terroristas con tal de alcanzar el poder, los que temerosa y cobardemente se arrugan en vez de hacer lo posible por posibilitar algo, los que niegan la realidad haciendo suya la voluntad popular en base a hipotéticas sumas que camuflan su innegable fracaso, los independentistas del sí pero no y con la pasta por delante, tenemos de todo como en botica. 
Tenemos de todo pero todo falso, como en los chinos.

lunes, 14 de marzo de 2016

El gorrión.

Cuando era pequeño los Reyes me trajeron una carabina de aire comprimido, me acuerdo que era una Norica del cuatro y medio, me hacía una ilusión tremenda,  tampoco di yo la vara con la carabina... es más, creo que me la trajeron por cansino. 
El primer día que la usé lo hice con mi padre y fuimos al "Campo Ramón", nos colocamos debajo de un árbol y al primer gorrión que se posó le pegué de lleno, cuando lo recogí del suelo y vi a aquel animal con el pecho ensangrentado, la boca abierta y agonizando en mi mano, aparté la carabina para siempre y me juré no volver a disparar nunca a ningún animal. Me sentí mal, muy mal, había matado porque si, me desengañé conmigo mismo.
El caso es que hace un rato, leyendo la prensa sobre el uso y criminal abuso que de las mujeres que hacen los piraos yihadistas esos de los cojones y al darme cuenta de mi incapacidad para ver los vídeos sobre las atrocidades con las que se divierten lanzando al vacío a homosexuales, fusilando a rafagazos de forma indiscriminada, degollando a gente entre gritos de la supuesta grandeza del Alá ese de los huevos, lo primero que se me ha ocurrido es pasarlos por las armas y eliminarlos de la faz de la tierra.
Lo tengo claro, aquel gorrión merecía vivir, estos hijos de puta, no.

jueves, 3 de marzo de 2016

Viva la Guardia Civil


Nadie quería ir a buscarles, ni el 112 ni la Policía Foral ni el sunsuncordan, había servicios preferentes que realizar y no disponían de medios para atender su llamada.
Eran tres autobuses cargados de escoria, no, perdón, quiero decir de ex-miembros y simpatizantes de ETA que se dirigían no sé si a misa o a homenajear a algún asesino o algo así, da lo mismo, eso es lo de menos, el caso es que estaban aislados e inmovilizados por la nieve en Beruete -Navarra- y mira por dónde al final tuvieron que llamar al 062, a la Guardia Civil, vamos, a quienes durante años y años han sido su principal objetivo terrorista, a los que quieren expulsar del País Vasco y a quienes odian hasta más allá de donde nace el odio.
La vida es así, al final es lo que queda, la Guardia Civil. Nada es por casualidad y no les quedó más que tirar de la Benemérita, de la que nunca dice no, de para quienes el deber está por encima de todo, de quienes tienen el honor como divisa y lo preservan como oro en paño para no perderlo nunca pues consideran que hacerlo supondría no recuperarlo jamás.
En estos tiempos de ninguneo y maltrato político y a pesar del continuado desprecio institucional del que viene siendo objeto, ahí está la Guardia Civil, donde siempre ha estado, junto a la fe, la firmeza, la lealtad, el patriotismo y la resistencia de los valores, a pesar del odio injustificado, del insulto gratuito y la vejación reiterada, ahí está la Guardia Civil, donde siempre ha estado.
No sé si una vez rescatados, las graciosas machorras del coro del flequillo cuadrado y el gudariorfeón del hacha afilada les despedirían al canto del "que se vayan", el "txakurrak barrura" o el "eusko guadariak", probablemente entre ellos se justificarían ante la evidencia con el "que se jodan que para eso están", pero las cosas son como son y la firma está echada, por encima de ellos, por encima de todo siempre brillará la verdad.
Una vez más abro mi pecho y elevo mi voz para gritar con orgullo, ¡Viva España y Viva la Guardia Civil!