lunes, 29 de julio de 2013

No está.


Santiago, Galicia y España entera lloran la tragedia, han sido setenta y nueve personas con sus setenta y nueve historias, setenta y nueve existencias, setenta y nueve terribles circunstancias, setenta y nueve desgracias con nombres y apellidos, setenta y nueve vidas con padres, hijos y hermanos. Setenta y nueve.
Funeral en Santiago, misa concelebrada en la catedral por los setenta y nueve muertos, allí está todo Dios, el gobierno en pleno, el heredero de la cosa esa, su cónyuge y la ex del Marichalar pero… ¿dónde están los Reyes? ¿Acaso no merecía el acto su presencia? Debe de ser que no era causa suficiente para estar donde hay que estar, cuando hay que estar y con quien hay que estar. Debe de ser.
Ellos solitos hacen de los pagainfantas republicanos de pro, se lo están cargando ellos solitos, no necesitan a nadie, no dan una, ellos solos hunden la cosa esa del histórico derecho vaginal. La Reina encantada de la muerte de vacaciones en Marivent con la del caso Noos y rodeada de simpatiquísimas criaturas reales pero el Rey no está, vaya usted a saber dónde está el Rey, nadie sabe nada de él, se ignora si está en Madrid, Zinbabue, Bostwana o empujando sus muletas por Baracaldo, el caso es que el Borbón no está y al parecer, tampoco se le espera.
España ha vivido unos días de los más dolorosos de su reciente historia, días tristes por lo trágico, solidarios por lo desconsolado y fraterno por lo cercano, días de impacto emocional por lo terrible de la visión, Galicia entera se ha volcado en el dolor, España llora apenada pero en el funeral... el Rey no está.
El rey no está, no se le espera. Setenta y nueve almas con nombres y apellidos, setenta y nueve vidas con padres, hijos y hermanos sabrán perdonarle, nosotros no.
El rey no está, ¿Dónde está el Rey?