Lo de Amaiur, osea, lo de Bildu y ETA en las elecciones merecía nuestro silencio preventivo para la reflexión, no valía el chillido en defensa propia, rasgarse las vestiduras ni quejarse a destiempo. Ya era tarde.
No sabemos si la culpa será de la maligna Ley Electoral, el ínclito Homs o el caldo de gallina pero el caso es que los etarras, con el voto de trescientos treinta y tres mil coleguitas ha sacado siete escaños, tiene grupo parlamentario y derecho de pernada, curioso, muy curioso que los votos de trescientos treinta y tres mil pringaos cerebrales puedan poner en jaque a todo un Estado mientras que Rosa Díez y UPyD, con un millón cientos y pico mil votos haya obtenido solo cinco escaños y sin grupo. Para recapacitar, meditar y cagarse en su generosa de vagina madre.
Aquí hay algo que no cuadra, hemos mantenido un introvertido silencio, con hemos refugiado en el estudio, el pensamiento y la meditación, hemos sido un auténtico anacoreta, un sofista, un filósofo del asunto, hemos buscado el porqué, el cómo, la razón y el origen hasta llegar a la conclusión definitiva, hemos dado con el click del asunto, nuestra dedicación y constancia ha obtenido su fruto, ya sabemos porqué ha pasado, porqué ETA ha triunfado, ya sabemos el porqué del olvido autorizado, el insulto permitido y el desprecio consentido, ya sabemos porqué los tenemos ahí, en el mismísimo Congreso de los Diputados, la solución está que en España hay más hijos de puta que botellines de cerveza.
No hay placebo posible, España no tiene tratamiento, el querer ser más papistas que el Papa, el considerarnos ombligo democrático de occidente, el ser supermegaguays tiene estas cosas, nos gobernarán escaños manchados de sangre.
No merece más vueltas, aunque nos duela el alma… es lo que hay, no sabemos si será el coraje, el cabreo, la rebelión interna, la indignación, la rabia o la próstata pero el caso es que meando... no echamos ni gota.
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