martes, 22 de julio de 2014

La realidad.


Hoy una frase me ha hecho pensar y lo curioso es que ha salido de mi boca, que la he dicho yo y te juro por esnupi que no he bebido ni fumado cosas raras. Pobre gilipollas.
Pues si, he dicho una tontería, ¿que pasa? ha sido una indisposición mental puntual y transitoria, un sin querer, lo reconozco, una más, una incontinencia sentimental, un impulsivo escape de romanticismo justiciero, una estúpida andanada de deseo, un trastorno de pasión, lo confieso, he sido yo. Hoy he dicho... "Estoy en mi derecho", tócate los cojones, yo solito y sin paracaídas ni nada. Menudo gilipollas ...
Extrapolando la expresión del contexto, la conversación y destino, eso del "estoy en mi derecho" es una absoluta y utópica payasada, no hay más que bajarse de las nubes y dar un paseo por la verdad. Una miradita al tan venerado como inútil mamotreto ese que parece ser que habla de esas cosas y al que con solemnidad y ridículo boato llaman carta magna... es como para partirse de pena y descojonarse de melancolía.
A nuestros prebostes, sufridos, esforzados, admirados y nunca suficientemente ponderados ellos, ilustres padres de la patria (con perdón), en su día y quién sabe si por una sobredosis de celtas sin filtro, se les fue la olla hablando de derechos y libertades de los ciudadanos, que si derecho a la vida, la salud, la dignidad, la educación, el idioma, el trabajo, una vivienda digna y la de Dios es Cristo, bla bla bla, ni caso, todo mentira, por no tener ni tan siquiera tienes derecho no ya a la protección institucional o presunción de inocencia sino ni tan siquiera a la Verdad. 
Las deudas te las cobran con un veinte por ciento de interés y te las pagan a un cero con cinco y a callar. Ni derecho ni hostias, a pagar y callar. Si montas una churrería en Sardañola te fríen la porra como no la rotules en polaco y ni derecho ni hostias, a pagar y callar. Vendes una casa por catorce y vienen los listos de montoro y te dicen que de eso nada monada, que si o si... la has vendido por veintidós y punto, ni derecho ni hostias, a pagar y callar. Vives en Cantalamuda, te llega una multa por meterte el dedo en la nariz en un semáforo de Oyelasorda de la Orotava, dices, juras y perjuras que no has pisado la isla en tu vida, demuestras que eres manco, que ese día estabas ingresado por un cólico de almorranas y que el coche estaba sobre una grúa en el Monte de Santa Cagalera de la Virgen ... y se siente, ni derecho ni hostias, a pagar y callar y después, si eso, vas al contencioso ese que para que se haga justicia y por listuco, para no pagar los doscientos del ala... te gastas los mil de bellón y vuelve cuando quieras.
Esa es la verdad, ese es el tan cacareado edén de las libertades, el ombligo democrático de occidente, ese es el estado de la nación que les interesa y del que nadie cacarea, el estado de la prepotencia, el desprecio, la soberbia y la indefensión.
Los pagainfantas se la bufan por tiempos, solo cuenta su voto cada cuatro años, entonces y solo entonces son lo principal, los más guapos y su objeto de culto, veneración y admiración, solo entonces reparten flores. Al día siguiente las flores son espinos, los derechos solo palabras y volvemos a la rutina, a la triste realidad, a violación sistemática de su honor, la falta el respeto, la mentira, el ultraje, la humillación, el desprecio, la arrogancia, la altivez y la indefensión.
Su prepotente actitud e indiferencia me recuerda una frase que no sé quién coño dijo, ni dónde ni cuando pero por la oveja Dolly que lo dijo..., "Promete y promete hasta que mete que una vez metido, ...se acabó lo prometido" y esa mentira es la verdad, la triste realidad.

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