jueves, 2 de noviembre de 2023

Mi querido "Picoleto"



He leído hoy un artículo de no sé quién que trataba sobre el altísimo grado de abstención laboral en la Guardia Civil especialmente por motivos psicológicos, depresión, estrés, ansiedad etc...  y de hecho es sabido que es el colectivo no ya policial si no profesional de cualquier índole donde se da el mayor número de suicidios y situaciones conflictivas profesionales con repercusión directa en el ámbito familiar, pero al generalato se la trae floja . No importa.
El casi espartano ambiente militar de trabajo en algunas Unidades, la férrea disciplina especialmente para con el personal de menos antigüedad, la ausencia total de derechos y libertades del individuo, la falta de formación policial, el abuso en la instrucción y enseñanza de materias militares y la sobredimensión de su responsabilidad llevan consigo a dichas y muchas veces trágicas situaciones. Penoso.
El trabajo diario del Guardia Civil a diferencia de cualquier otro miembro policial es muy peculiar, mientras un policía cualquiera de cualquier cuerpo policial practica una detención y limita su actuación a la minuta y presentación en sus dependencias para la tramitación por quien corresponda (que no es su problema) de las correspondientes diligencias policiales, éste no, el picoleto se come el marrón de oreja a rabo. 
Tras la detención se hace cargo de la confección del atestado, custodia del detenido, puesta a disposición judicial y la Virgen Santa. Mientras un policía cualquiera de cualquier cuerpo policial limita su actividad al turno de trabajo correspondiente, el Guardia mantiene su existencia en permanente disponibilidad por lo que sea, incendios, indisponibilidades, festividades locales, o el sunsuncordan, el caso es que siempre localizado e inquebrantablemente localizable...
El picoleto es el malo entre los buenos, el bueno entre los malos, el abogado de los pobres, el pobre sin abogado, el mediador de lo imposible, el eterno prometido, el mal casado, el cornudo consentido, el mal parado y peor pagado, el paganini ajeno, el indeseable deseado, el siempre juzgado, el mal mirado, el siempre ignorado,  el por todos vigilado, el heredero de lo despreciable, el interesadamente encumbrado, el inmolado por su historia, el duro de corazón, el impasible ante el dolor, el desacreditado, el siempre abandonado, el albacea de la miseria, el pringado de turno...
Mi picoleto es objetivo del oportunismo, víctima de su silencio y mártir de su vocación, ese es mi picoleto, mi querido picoleto.


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