Cuentos chinos

Vamos para atrás, cada día entendemos menos. Ahora que ha muerto el de Paracuellos todo son sonrisas y lágrimas en su recuerdo, ahora resulta que la graciosa dictadura del proletariado es una forma más de democracia, que el Estalinismo dogmático es una forma de sumisión monárquica, que fue un personaje imprescindible, con un papel clave para la transición, que sin su presencia nada hubiera sido posible y sin su profesado comunismo no seríamos lo que somos mientras que la verdad dice que este héroe de pacotilla regresó a España y de forma clandestina solo cuando cascó el viejo, hasta entonces hizo mutis por el foro para salvar el pellejo, como tuvieron que hacer miles de personas para no ser salvajemente pasados por las armas.

No se trata de revolver nada, de eso ya se encargó el ínclito Zapatero con su Ley de Memoria Histérica, se trata de dejarnos de chorradas e hipocresías y cuando menos respetar la verdad y llamar a las cosas por su nombre. Como decimos en España, al pan pan…

Con la astucia, mezquindad e hipocresía habitual y propia de quien hasta remodela cuando no se inventa un pasado y una historia para justificar unas raíces en pro de la distinción y  la independencia, del letrado e ilustrísimo comunista se omite de forma interesada todo dato referente a la guerra civil, a esa vergüenza a la que tanto evoca la ultraizquierda nacional para revolver estómagos y viejos rencores, ningún izquierdista que tanto rencor muestra para con la derechona le relaciona con crímenes de guerra, al contrario, se le cita increíblemente como parte relevante de la historia de España. Dejémonos de chorradas y mentiras, también lo fue Franco y bien está donde está.

A éste héroe de pacotilla no le hemos oído hablar nunca de acercamiento, unión y reconciliación nacional, de olvidar y mirar hacia delante, al contrario, se le daba de cojones el atizar el fuego siempre desde la sombra de su tan gratuita como acomodada vida y no deja de ser curioso que este acérrimo seguidor de la dictadura comunista y por ende representante de la clase obrera al que nadie vio jamás doblar el lomo, se haya convertido en un adalid de la democracia y la libertad, muy curioso.

Las cosas son como son y como dijo Séneca, prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones, lo demás, son cuentos chinos.