jueves, 4 de abril de 2013

El botón de reset.


Nada es como era, todo ha cambiado, ni los cuentos de princesas tienen final feliz, todo se va al garete, ya no vale aquello de además de serlo hay que parecerlo, hoy, quién nos lo iba a decir, hasta las infantas acaban imputadas.
Todo cambia y hay que prevenir para no curar, hay que volver a empezar, hay que educar como antes,hay que dejar los experimentos para la gaseosa y enderezar el camino desde la niñez. Hay que volver a lo que nunca debía de haber dejado de ser, a lo que algunos tachan de arcaico y anticonstitucional,  hay que retomar el cauce de lo normal, hay que educar en valores de verdad, en el significado y el valor del honor, la humildad, la dignidad, la honradez, el respeto, la lealtad y porqué no decirlo... la patria. Casi nada.
Hay que cambiar los libros de texto, hay que crear una nueva asignatura, hay que mostrar lo indeseable, hay que apuntar con el dedo, hay que dejarse de monsergas y cuentos chinos, hay que inculcar a nuestro futuro valores contra chorizos, corruptos e indeseables, hay que prevenir el futuro de más fabras, bárcenas, pujoles, campes y urdangarines, hay que valorar la verdad, hay que imbuir el respeto a lo de todos, hay que sembrar rechazo a la prepotencia, la soberbia y la podredumbre del poder, hay que inspirar el respeto, sometimiento y rendición de cuentas al pueblo.
Hay que valorar lo sencillo, lo real y lo natural ya sea en su justa o injusta medida, hay que volver a lo normal, a proporcionar lo desproporcionado, contar lo incontable y numerar lo innumerable. Hay que recuperar lo irrecuperable.
Cuando la cosa está como está, cuando tenemos una infanta imputada, cuando solo se habla de delincuentes por corrupción y cuando hasta el Rey ha perdido el poco crédito que le quedaba…  es porque el sistema está descompuesto y sin cabeza, es porque todo se va al garete, es porque este país de pagainfantas ha hecho de la usura, el abuso, la especulación y el robo lo más normal, cotidiano y natural del mundo, es porque estamos terriblemente acostumbrados a lo vergonzoso, deleznable, ruin y miserable.
España se va de varilla, ha perdido sus valores, su personalidad e idiosincrasia, España tiene que volver a empezar, se hace necesario formatear, retomar el presente para tener un futuro, España necesita un par de huevos, España no sabe por dónde anda, España necesita buscar para encontrar… el botón de reset.

3 comentarios:

  1. Si señor muy bien escrito y lo suscribo en su totalidad, hace mas de una década lo vengo diciendo yo a mi círculo próximo, se perdieron los valores, va saltando la alarma poquito a poco, al ver que solo importa el materialismo individual, cuando se pierde el humanismo por el prójimo, mientras vemos con indiferencia imágenes de hambrunas y echos aún peores, y seguimos comiendo tranquilamente el pan de cada día, el no compartir lo poco con otros que tienen menos porque son de otra cultura, cuando se abandonan animales, ancianos, cuando se pasa por la puerta de un vecino solitario y nunca se tiene tiempo para hacerlo compañía, se ve que esta sociedad está enferma de egoismos,de indiferencias y de ahí salta el no tener conciencia ya para otros delitos mayores, Es una pena como anda el mundo.

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  2. Claro que todo ha cambiado, ya nada es igual.
    Nosotros también hemos cambiado.
    Los cuentos de princesas no tienen final feliz, porque ya no hay príncipes ni caballeros (tampoco hay princesas)
    Si !! todo ha cambiado, todo se va al garete; pero las personas también han cambiado, y por ese mismo motivo ya no hay huevos.
    Tenemos que ir al cine para ver “patriotismo” ,para ver ese par de huevos que nos gustaría tener.

    Muy valientes con con las quejas y protestas; pero nadie se mueve cuando hay que hacerlo ( o solo un bajo porcentaje) se ve mejor todo desde el sillón con el mando de tv en la mano. Diciendo:
    Pobres, mira, que pena ¡! Toda esa gente, los desahucios, el paro, suicidios, las colas en los organismos para indigentes, inundaciones, sin sueños,sin porvenir de futuro, etc.
    Pero todo se sigue viendo mejor desde nuestro cómodo sillón, engordando la panza, y el culo.

    El refranero es muy sabio: Dime de que presumes y te diré de que careces.
    Nos quejamos de la falta de honradez, humildad, honor, generosidad, respeto, educación, lealtad…
    Pero, nos hemos mirado al espejo?
    Pedimos, exigimos y nos quejamos, pero hemos cambiado nosotros para ser seres mejores? O seguimos siendo los mismos de siempre

    Seguimos cometiendo los mismos errores, defectos, con las malas costumbres, con la frase fácil:
    Yo ya no puedo cambiar, ya cambiara el otro (los otros) yo ya no puedo mejorar.
    Y poniendo excusas, como soy demasiado mayor, yo, ya no puedo, para que? a estas alturas de mi vida, y así cien mil motivos para no cambiar.

    No nos damos cuenta, que con esa forma de pensar, sentir y actuar (mente-corazón-cuerpo) vamos formando una bola, que crece y crece, que repercute a nuestro alrededor, nuestra gente, nuestro trabajo, barrio, ciudad, autonomía, y país.

    Es tiempo de cambios, ya toca, si; pero estamos dispuestos a arrimar el hombro y no quejarnos. A levantar esta ESPAÑA?

    Por supuesto que estamos hartos, aburridos, y hasta los colindrones de Fabras, Barcenas, Pujoles, Campes y Urdangarines, y princesas corruptas
    .
    Y como estamos tan hartos, empecemos por ser DECENTES y HONRADOS nosotros mismos. Dejemos de mirar por encima del hombro, de ser altivos y prepotentes, envidiosos, cotillas, de insulto fácil, y chulos por naturaleza, orgullosos, maleducados y hasta crueles. Y fomentar valores a la juventud, y a lo que esta por llegar para que crezca un país sano y decente.

    Pero para eso, aún tenemos que crecer mentalmente, y cambiar, ser conscientes de nuestros errores, saber corregirlos; nunca es tarde, solo entonces cambiaremos ESPAÑA.



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  3. Suscribo lo anteriormente expuesto, pero yo no encuentro solución posible, salvo que se haga una limpieza a fondo y el que la haga que la pague, con todas las consecuencias. No es posible que todos estos mangantes sigan riéndose de nosotros y continúen viviendo del cuento. Un saludo.

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