lunes, 12 de mayo de 2014

Cupido.


A España le pasa como a la Pantoja, las hormonas del amor le impidieron ver la verdad y se hizo de oro en defensa propia, cuestión de endorfinas supongo pero el caso es que la pobre tonadillera estaba obnubilada, agilipollada, cegada por el de las flechitas, vamos como "estepaís", aunque dudamos que lo nuestro no sea por amor sino por las almorranas, el caso es que no espabilamos. La culpa es de Cupido.
En el mercadillo nacional tenemos de todo y muy barato..., "revolved hijas mías, revolved que lo tiramos, todo de marca". En "estepaís" de sumisos pagainfantas, no sabemos si por culpa de Cupido, Eros o Afrodita pero el caso es que tenemos asesinos en primera línea de la política, terroristas liberados de potes por la kalea, secuestradores y torturadores de cañas por diarrea terminal, violadores a un euro, pedófilos en oferta de tres por dos, pederastas de paga uno y te llevas seis, pervertidos al peso e hijos de puta a granel, ¡¡Viva Honduras!! que diría el infausto Trillo.
Tenemos de todo hijas mías, en este disecado país tan vasallo y sumiso él, tan dócil, manso y dúctil donde mañana todo es historia, donde la memoria es la justa para pasar el día y la religión confesa es la Cleptocracia, tenemos de todo pero la culpa es de Cupido.
No sé si estaremos enamorados como la Pantoja o no pero el caso es que somos un país de risa, un país para que desde fuera se descojonen de nosotros hasta el disloque de la mandíbula, un país de chorizos y mangantes, un país más sospechoso que la mirada de un chino. Puto cupido...
Por arriba tenemos un reino donde el gallo, el de los hematíes azulaos, según cuentan se parte la cadera cepillándose (entre otras cosas) elefantes en Bostwana mientras preside de forma honorífica la WWF/Adena, un yerno empalmado por su ducado que está forrado para siete vidas como los gatos, tenemos políticos corruptos a cañón, con soberbia para regalar y menos vergüenza que un geranio, tenemos cargos vitalicios por mera coincidencia del apellido pijo-compuesto, Taifas con más chorizos que Revilla, vividores a esgalla, chupatintas a mogollón y etcéteras para parar un tren.
No pasa nada, como a la Pantoja, todo es por amor, por las hormonas del de las flechitas y las endorfinas, pero nosotros no tenemos la culpa, ni nosotros ni el chachachá, la culpa es de Cupido.

1 comentario:

  1. Pues es lo que hay, lo cojonudo de todo esto, es que se le da certeza a esta explicación y, te lo cuentan como si fuéramos gilipollas. Sinceramente, no me importaría mangar unos millones de euros y luego que me juzgasen, eso se llama, échale la culpa al pavo. Un abrazo.

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