Ahí al lado, según pasas el alma la primera a la derecha y dos pisos por encima del corazón se encuentra el rincón del dilema, el que guarda, mide y administra la caridad, la humanidad y la compasión, el que aplica la reflexión y resto de valores que nos diferencian como racionales para con quien quizás no lo merezca, la esquina que nos enfrenta con nosotros mismos.
Ese lugar, a pesar de mi confeso agnosticismo hoy rebosa rabia y sed de justicia divina, sin tiempo, medida ni mesura, es la voz que clama que el que mata merece morir, así de sencillo, que la sociedad no merece el desprecio de ver a ese animal libre dentro de quince años, eso quizás sería lo correcto, lo legal, pero nunca, jamás, sería lo justo.
Ese lugar, a pesar de mi confeso agnosticismo hoy rebosa rabia y sed de justicia divina, sin tiempo, medida ni mesura, es la voz que clama que el que mata merece morir, así de sencillo, que la sociedad no merece el desprecio de ver a ese animal libre dentro de quince años, eso quizás sería lo correcto, lo legal, pero nunca, jamás, sería lo justo.
Esta es mi opinión, y si no os gusta, tengo otras ( me gusta! )
ResponderEliminarY la mía es: OJO POR OJO !! o como se prefiera:
A quien hierro mata...........
No quiero ni pensar el dolor de esa familia.
Zipi zape