Desde que un gel nada íntimo me descojonara literalmente las partes blandas ando un pelín irreverente, vamos que no aguanto un roce por la zona y menos si me viene untado en hipocresía o ambigüedad.
No hace ni tres días miles y miles de teutones se manifestaban escoltando el paso de los inmigrantes sirios lanzándoles aromáticos pétalos de rosas, gominolas sin azúcar y caramelos sin gluten. Ayer, ni Schengen ni pollas, cierre de fronteras.
El mismo día y como yéndoles la vida en ello, otros cuantos miles y miles de gabachos repiten tan caritativo gesto mientras un coro de niños guapitos y bien nutridos ellos les cantaba el "Non, je ne regrette rien", preciosa canción por cierto. Curiosísimo en un país donde la mitad de sus parias vota a la extrema más allá de la derecha, muy curioso, tanto como cómico y farisaico.
En el Madrid de los Austrias, su benévola, magnánima y bondadosa alcaldesa promete pasta gansa, techo blanco, ropa nueva y rica comida a todo sirio viviente mientras a sus pagainfantas los bancos les dejan en la puta calle por no pagar la hipoteca, su policía les clava seiscientos boniatos por rebuscar en la basura y duermen en la misma cama, juntitos, con pijama de felpa y bajo siete mantas por no tener para calefacción. Que bonito.
Y así por cualquier ciudad, pueblo y villa de la superchachi y megademocrática europa occidental. No sé, igual es por la terrible irritación que el gel asesino ese originó en mis partes blandas pero "pa" mí que la cosa no es así, que esa gente no viene de visita ni a tomar café, que toda esta masa humana viene huyendo de unos hijos de la gran puta que rebanan el cuello, queman vivos a la gente y decapitan frente a las cámaras al que se les ponga por delante en nombre del alá ese de los huevos, que toda esa gente viene para quedarse y no tenemos habitaciones libres y que igual y solo igual, lo que habría que hacer es erradicar el motivo de su huida, liarse la manta a la cabeza y en nombre de la defensa de la vida ir para allá y erradicar de la faz de la tierra a todo moro con barba, turbante y rifle en la mano que se encuentre al paso. Lo demás, hoy son pamplinas que mañana nos pueden pasar factura.
Por cierto, tú que me lees, ten cuidado con los geles nada íntimos, te puede pasar como a mí y si eso…, manteca, crema de karité.
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