Asier, el hijo de la Celia, era un niño tonto, consentido y mimado, merendaba bocadillos de chocolate y por entonces sólo él
tenía un “balón de reglamento”, uno de los buenos, de esos
blancos de cuero que sonaban bien y no se lo llevaba el viento.
Jugábamos
en el parque del tercio, un campo de lo más curioso porque entre columpios y en su
mitad había un árbol y no un árbol cualquiera, no, era un árbol
con dos troncos que divergían según lo escalabas mientras que en el suelo, dos
piedras marcaban los dominios de Ricardo
que
siempre jugaba de portero y ahora que lo pienso, se tiraba de tal forma que no sé ni como está vivo...
El
caso es que el tonto de Asier era el dueño del balón y había que
consentírselo todo, o eso o no había partido. Él elegía primero,
él decidía dónde, cómo y con quién jugaba pero lo peor de todo
no era eso, lo peor es que cuando su equipo iba perdiendo... se
mosqueaba y ya no quería jugar, cogía el balón y se piraba.
Igualito
que Pedro Sánchez.
Y que se puede esperar de un digno heredero de Zapatero.
ResponderEliminarPues como decida llegar al poder como lo hizo el Zapa.....
LOS PEORES ENEMIGOS DE ESPAÑA, SON SIN LUGAR A DUDAS LOS TONTOS UTILES.MUCHO MAS PELIGROSOS QUE LOS SEPARATISTAS
ResponderEliminarGUDARI,¡COINCIDIMOS!