Ganas 1550 euros como trabajador por cuenta ajena. Un día, al salir de trabajar a las diez de la noche, hay en la puerta un coche de la Guardia Civil. Se baja uno de los agentes y te dice que tienes que acompañarlos al Cuartel porque has sido denunciado por violencia género. Tú flipas, no entiendes nada, preguntas si se habrán equivocado, tú no has hecho nada y ni recuerdas haber discutido recientemente con tu esposa por nada.
Llegas al Cuartel, te miden, te hacen fotos, plantas la huella en un "papeluco", te quitan los cordones de los zapatos, te vacían los bolsillos y te meten en un calabozo a pasar la noche. Los guardias actúan con total corrección y hasta con trato condescecendente, se nota que están hasta los huevos de ver casos con el éste.
Evidentemente no pegas ojo, no entiendes lo que ha pasado. A las siete de la mañana abre un Guardia la puerta, te trae un café de máquina y ordena que te vayas preparando que a las 08,15 viene tu abogado para asistirte en la toma de manifestación. Le preguntas que por qué estás detenido y te dice que tu mujer les llamó para denunciarte por violencia de género y acoso psicológico, que te tiene pánico, está aterrorizada y necesitaba ayuda urgente. Eso es lo que sabe.
Se presenta tu abogado, uno que has designado porque le conoces desde hace muchos años, de cuando jugábais juntos al fútbol aficionado. Te pregunta qué ha pasado, tú ojiplático le respondes que nada, que absolutamente nada, él pone mala cara, lo que aumenta tu acojono, sabe que es otro caso más de lo de siempre, otro más...
Te trasladan al Juzgado, en la sala no está tu mujer pero sí su abogada, una mujer de unos 40 años, bastante pasada de peso, con un fular en el cuello del mismo color que su pelo y medias, morado.
Tú no las ves venir, estás perdido y el cansancio no te deja ni ver la encerrona, el caso es que nadie te pregunta nada salvo tu nombre y datos de contacto, es como si no valiera la pena lo que tú tuvieras que decir, como si nadie tte fuera a creer, te citan para el psicólogo forense dentro de una semana y con orden de alejamiento de 300 metros de tu mujer, dos hijas y domicilio, prohibición de comunicar ya sea de forma telefónica, telemática o a través de terceras personas.
De forma cautelar tienes que pasar 500 euros a ella como compensatoria y 300 de pensión de alimentos a tus hijas, todo ello hasta la celebración del juicio. La casa queda en uso y disfrute de tu mujer e hijas pagando tú la hipoteca y mitad de los gastos extraordinarios.
Te dan un número de cuenta donde realizar los ingresos, sales del juzgado sólo, humillado, maltratado por el sistema, como un delincuente y encima, no puedes ni preguntar nada a no ser que te metan un quebrantamiento de condena. Lo tienes prohibido por el de la toga.
Ahora búscate la vida, te quedan 750 euros para pagar un alquiler para ti, e Internet, teléfonos móviles, hipoteca, agua, luz y gas de "su casa" y si te llega poder comer y vivir tú... lo de fumar ya déjalo si eso...
Al mes y medio te enteras que se ha liado con uno por Internet.
Violencia de género lo llaman.
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