Cosas que te hacen pensar, llamémoslo paralelismos de la vida. Ayer por la mañana, complaciente y digno servidor como siempre, como cada día que amanece, acompañé a mi mujer y cargué con la bolsa de la compra hasta casa. Ya saben, panadería, carnicería, frutería y demás. Entre otras muchas cosas y dado que yo la consumo como si no hubiera un mañana, pues compramos fruta, plátanos, nectarinas, que por cierto nosotros los llamamos "briñones", manzanas "roñosas" y verdura...
Pues bien, resulta que ahora, después de cenar he cogido una pieza de fruta y ¡estaba medio podrida! vamos..., no me jodas, ¡ha tardado un día y medio!.
Evidentemente no la iba a tirar así que cogí el cuchillo y le extirpé el cáncer. La putrefacción es un estado en el que las bacterias descomponen elementos orgánicos, ésto, dependiendo del material que se trate suele originar un hedor de tres pares de cojones, un olor tan repugnante que a veces es vomitivo.
Yo me deshice de lo podrido, es una ley no escrita, o lo haces o jode a las demás y yo no quiero podredumbre a mi lado, nadie quiere vivir entre cosas que porquería. Entre mierda.
La política no es un ente abstracto, la ejecutan "personas" y las personas se pudren, se corrompen, huelen y resultan tan repugnantes que no puedes respirar. Hay que deshacerse de lo podrido, de la porquería, para no sentir náuseas y la única forma de arrancarla es disparándole con el voto porque..., con el cuchillo como que no estaría bien visto pero por ganas...
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