Hijos de la maldad.

No debería de saber como empezar ni que decirte, ésta es una de esas ocasiones en que las palabras no bastan para expresar tanto revoltijo interno, en que ante tal atrocidad el horror impone el silencio de la impotencia, no es posible pero es verdad, es la espeluznante e increíble realidad, el horrible asesinato y posterior cremación de dos criaturas en una hoguera.

No eran perros ni gatos, eran tus hijos. Tú no eres de verdad, no existes, no eres humano, eres ira, maldad, crueldad y salvajismo, tú no eres hombre, no eres persona, no tienes alma, corazón ni sentimiento, eres una alimaña, una sabandija, un cobarde de mierda. No quisiera vomitar aquí mis sentimientos, no lo mereces, solo eres un despojo humano, un autosuficiente fracasado, déspota y prepotente.

Te deseo una larga vida, una vida muy larga, una vida rodeado de arrepentimiento, penitencia, conciencia, dolor y pena, de sufrimiento y súplicas de muerte, una vida de aislamiento y soledad.

Que pena, has asesinado a dos inocentes criaturas cuyo único pecado en esta vida ha sido el tenerte de padre, el ser hijos de un hijo de puta, el ser hijos de la ira y la maldad.