La una que no quiere seguir, el otro que quiere dejar paso a otros y aquel se lo está pensando, aquí abandona el barco todo Dios, hasta el ínclito Guerra lanza pelotazos fuera para prejubilarse en cuanto pueda. Una de dos, o ven venir el desastre electoral que se les echa encima o padecen una epidemia de almorranas que les ha destrozado el esfínter, seguramente como consecuencia de limpiárselo con la Carta Magna al ignorar que está escrita en papel higiénico “El Elefante”.
Ahora quieren modificar la Constitución, eso sí, por supuesto con la solemnidad que ellos solos le otorgan pues para el humilde paganini que tan jodidamente les mantiene, no deja de ser un hipócrita aunque supermega democrático panfleto que no vale para nada, que no se respeta e incluso se desprecia. Solo se aplica para defender al chorizo, el mangui y al ladrón embutido.
No hay más que echarla un vistazo para alucinar en colores, se puede preguntar al parado sobre el deber y el derecho al trabajo, a los castellanos parlantes de Cataluña sobre la Libertad de Enseñanza, a los farmacéuticos de Castilla La Mancha por el derecho a la huelga, a los empresarios sobre la libertad de mercado frente a la expansión de los chinos, a los universitarios sobre la gratuidad de la enseñanza y a la Chacón del supuesto derecho y deber de defender España que seguro que de eso entiende la leche...
Podríamos seguir hasta el dormir, podríamos disertar sobre el derecho a la vivienda digna, precepto que al parecer solo pueden acceder las clases marginales, la indisoluble unidad de la nación española, el derecho de uso del castellano como lengua oficial del Estado, el uso de la bandera, el derecho al honor y cien mil pijotadas más que en Expaña no valen ni significan nada.
No deja de ser un chiste sin gracia que Expaña, un país donde con la ESO se llega a ministro, donde el porcentaje de licenciados entre ellos es más bajo que el del Gobierno de Uganda y donde los estudiantes aspiran a aprobar la selectividad para ser unos parados con la selectividad aprobada, monte la de Dios para modificar un apartado del panfleto en cuestión que a cualquiera de los pagainfantas que pueblan el reino y roza la puta miseria se la trae al pairo.
Pues eso, un chiste sin gracia.
Pin.
