Un contacto que me ha retirado su amistad (menudo disgusto tengo) me ha contestado a un post poniendo en duda mis valores democráticos por decir lo que digo y pensar como pienso. El tío me ha hecho pensar.
Quizás tenga razón, es más, seguro que la tiene, puede ser que me perdiera alguna clase de chaval en San Sebastián, cuando por ser hijo de txakurra me dieron una paliza en el Instituto Peñaflorida donde estudiaba 1º de BUP. O cuando intentaron cargarse a mi padre dos veces, una en el trayecto a la prisión de Martutene y otra en el aparcamiento de casa de mis abuelos en Alza. Lo tenían todo preparado. O también, quizás tengo ese déficit democrático por haber conocido personalmente y haber compartido mis primeros cigarros a escondidas con los cobarde y alevosamente asesinados Lorenzo Soto, José Zafra o Poyo entre otros muchos compañeros, demasiados.
Lo pienso y lo ratifico, va a tener razón el contacto que me ha borrado como "amigo" pero no creo que sea toda la culpa mía, creo que mi experiencia como Guardia Civil destinado en Vizcaya en los años del plomo tengan algo de culpa, pude no aprender lo suficiente "valores democráticos" mientras velaba en posición de firmes en el Gobierno Civil de Vizcaya el ataúd con los restos de alguno de los tres compañeros vilmente asesinados que me tocó acompañar. Aquellos imborrables desgarradores gritos de los familiares a mi espalda seguro que distrajeron mi atención en la observación y estudio de los principios democráticos tan cacareados por los progres de hoy.
Creo que la opinión de una persona debe ser respetada cuando es fruto de sus vivencias que incluso algunas veces le convierten en víctima de su experiencia… ¿Tendré que pedir perdón por ello? ¿Tengo que disculparme por sentir lo que siento? No. Jamás.
Así que eso es lo que hay, que sí, que el contacto que me ha retirado la amistad tiene razón. Soy suspenso en valores democráticos por despreciar a quien trata con etarras y separatistas, a quien escupe y denigra la memoria de mis compañeros caídos y a quien ultraja mi bandera, la bandera de todos.
En los 40 años que permanecí en la Guardia Civil recibí clases de Sacrificio, Entrega, Honor, Lealtad, Compañerismo y Patria. Eso es democracia y esos son mis valores.
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