Bocata de mortadela.

En Estepaís hay gente para todo, hay audaces que hasta cada día se empapan el tocho ese del Boletín Oficial del Estado.

Mi madrileño y chulapo amigo Luis nos manda una fotocopia, bueno perdón, ahora se llaman pedeefes,  de la página 81599 del boe del pasado día 2 de Agosto, ejemplar por cierto número 184, en el que graciosamente se convoca por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre un procedimiento público para adjudicar el suministro y reparto domiciliario de 1825 cestas de navidad para sus empleados en la Comunidad de Madrid y provincia de Burgos, destinando para ello la cantidad de 638750 boniatos. Eso si, los gastos de publicación del anuncio correrán por cuenta del adjudicatario ¡faltaba más!.

Nuestra moderada trayectoria estudiantil siempre fue por las letras, éramos rarito, nos dio por el latín, el griego y la literatura. Con Tito Libio y la Guerra de las Galias nos llevábamos de cine, ahora bien, para las matemáticas y exactas... pues como que no era lo nuestro, vamos, que éramos un desastre pero bueno, tras la matutina y muy nutritiva ingestión de la magdalena asesina nos encontramos en situación de poder afirmar con total seguridad que dicha cantidad asciende a 106.279.058 pesetas, y no de las de antes no, eso son gilipolleces, nos referimos a las de toda la vida.

Ya hemos advertido que somos de letras y no entendemos mucho de números pero tonto, lo que se dice tonto por ello no nos consideramos. No llegamos a entender como un país sin un clavel y en "recesión" según su presidente, con las obras públicas paradas, con sueldos recortados hacia lo miserable, con cinco millones de desesperados y con Cáritas y los comedores sociales más concurridos que un concierto de Bisbal, se puede permitir el gastar cien kilos en cestas de navidad. No llegamos a entenderlo, nos parece acojonante. Lo sabíamos, teníamos que haber estudiado por ciencias.

Si todo quisqui está acojonado por la situación y a todo Dios se le está machacando hasta la saciedad, quizás y solo quizás, fuera un buen momento para que ese personal, en un público gesto de apoyo y solidaridad, se conformara con un bocata de mortadela.

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