Analfabetos.

Ya verás como con tanta inmersión al catalán al final tenemos un accidente por sobre expansión pulmonar o lo que es peor, testicular. De hecho, ya nos están saliendo escamas y tenemos las yemas de los dedos más arrugadas que el culo de una vieja. Afortunadamente, todavía tenemos los bajos impolutos.

En estepaís solo respeta las leyes el humilde pagainfantas, lo mismo da que lo diga un Tribunal Superior de Justicia, la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo o la Abadesa de Lerma, se lo pasan todo por el arco del triunfo.

La verdad es que no nos extraña la polémica sobre el idioma, un país cuya cámara alta utiliza intérpretes para que los mandamases se entiendan es un ridículo país de botijo, pandereta y sandalia de esparto.

El problema en Cataluña no es ya la lengua a utilizar en los centros de enseñanza  o instituciones ya sean públicas o privadas, e incluso dejando aparte las coacciones y amenazas nacionalistas para rotular en catalán, el asunto va mucho más allá,  el tema de fondo es la cultura y conocimiento global.

Es increíble y vergonzoso que una niña catalana de 14 años de edad no sepa dónde situar Asturias en el mapa, que no haya oído hablar en su vida de los Reyes Católicos, que no le suene Numancia, que no haya leído a Quevedo y confunda a Miguel de Cervantes con un actor de “Sin tetas no hay paraíso”.

Es patético que una niña catalana de 14 años de edad limite su conocimiento geográfico a las provincias que componen cataluña y los personajes de la historia a Lluis Company o Rovira y Virgili.

Es penoso que una niña catalana de 14 años se eduque en la mentira y reciba una manipulada, interesada y falsa educación desde el más rancio nazionalismo cuando se le habla de la nunca existente corona catalana-aragonesa en vez del Reino de Aragón.

Es seguro que esa niña tampoco sabe que la heroína durante la guerra de la independencia española Agustina de Aragón, era catalana y realmente se llamaba Agustina Raimunda Saragossa Doménech, eso no interesa,  probablemente tampoco haya oído en su vida hablar de Joan Estelrich, diputado de la Liga Regionalista de las Cortes Catalanas que allá por el año 1931 estipulaba que “para ser muy español hay que sentirse muy catalán”, eso tampoco interesa, pero en cambio estará hasta el gorro del aragonés (aunque le joda) Carod Rovira, Joan Tardá y resto de ínclitos personajes que distorsionan la verdad. Hasta el gorro.

Están sembrando cataluña de odio a España y generando analfabetos que aún con un hermosísimo de la muerte título en catalán colgado de su habitación, siempre serán analfabetos.

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