Eso de pedir perdón no acabamos de entenderlo muy bien, pudiera ser que no nos hubiéramos dado cuenta y nos han pisado sin querer bailando el tango, lo decimos por la facilidad con la que se habla de pedir perdón a las víctimas, de hecho hasta se da por supuesto que las víctimas una vez les den las gracias por el detalle, les disculparán, absolverán y aquí no ha pasado nada. Pelillos a la mar.
Eso de pedir perdón ¿quién lo ha exigido?, ¿de dónde ha salido? ¿acaso el pedir perdón arregla, soluciona o enmienda algo?, ¿apaga la soledad?, el perdón nos la pela y el arrepentimiento nos la bufa, eso si, con cuidado que no estamos para muchos trotes ya. Ni perdón ni olvido.
Ahora va a resultar que vamos a criminalizar de nuevo a las víctimas y esta vez por soberbios al no querer perdonar a los "muchachos de la gasolina" que decía el diácono Arzallus, ya no nos extraña nada, nada puede extrañarnos después de leer por ejemplo como el patético, deleznable y supuestamente ilustrado que no ilustre Enric Sopena tachaba de fascistas a las víctimas del terrorismo por el hecho de manifestarse.
Vamos a ver, en materia de terrorismo nadie en su sano juicio es capaz de perdonar, no me vengan con rollos y monsergas, pregunten a Ortega Lara a ver si perdona a los que le hicieron suplicar la muerte todos y cada uno de los quinientos treinta y dos días que pasó encerrado en aquel garito, pregunten a Irene Villa si perdonaría a quien la mutiló para siempre, pregunten a los padres, a los huérfanos, a los hermanos, a las viudas, pregunten a la verdad.
Aquí no estamos hablando de chorizos al uso, no estamos hablando de corruptos politicuchos a quien se les ha ido la la mano trincando, no, aquí estamos tratando de asesinos hijos de puta que han matado a más de ochocientas personas, destrozado la vida a otras miles y aterrorizado a toda una sociedad durante décadas, de esos estamos hablando, a esos es a los que supuestamente hay que perdonar.
Debemos ser un bicho raro ya que personalmente tenemos muy claro que sería mucho más fácil perdonar después de haberse vengado y contra esa gentuza todavía tenemos mucho odio y rencor dentro, sentimiento que nos acompañará hasta el último respiro y además, que nadie nos venga con gilipolleces ni bonitas palabras, en el caso que nos ocupa el perdón no existe, el perdón es mentira, una puta mentira, la mentira del perdón.
ESTAMOS TODOS PASMAOS POR LAS VERDADES QUE NOS DICES.
ResponderEliminarGRANDÍSIMO, PIN.
ResponderEliminarEn este caso, como en los abusos a menores, yo les perdonaría, después de aplicar la ley del talión.
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