jueves, 26 de noviembre de 2015

Ni cinco minutos.

Ya lo siento chico, siento enormemente que hayas nacido aquí, que ni cinco minutos de tu vida te hayas sentido español, que no te encuentres cómodo entre nosotros, que hayas nacido en el Reino de España, que lamentes ahora la longeva victoria sobre los franceses, que reniegues de Agustina de Aragón, que detestes la cuna de Cervantes, Rodrigo, Pizarro o Picasso, que aborrezcas la tierra de Velázquez, Lorca, Goya o Dalí, que te la sude la patria de Bécquer, Pizarro, Lope o Gaudí, que rechaces el origen de Severo, Nadal, Banderas y Unamuno, que desprecies el linaje de Plácido, Murillo, Falla y Zurbarán, que desdeñes la nacionalidad de Julio, Lola, Larra y Rafael, que repudies la procedencia de Goya, Pío, Gasol y  Gasset. No lo has sentido ni cinco minutos, ya lo siento chico.
Va a ser que no, que aquí no encajas majete, va a ser que no, que no tienes el orgullo suficiente, el mérito necesario ni la dignidad exigible para merecerlo, que lo español te viene grande, que eres un insulto para España, un pringao sin escrúpulos, un asqueroso vanidoso y un malnacido desagradecido.
Atiende bisojo, no mires para otro lado, ni cinco minutos tardaste en trincar los más de cuatro kilos que llevas pillados en ayudas “nacionales” al cine y ni cinco minutos has tardado en cagarla para siempre. No mereces ni cinco minutos más.
Ni cinco minutos.

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