viernes, 27 de noviembre de 2015

Digo yo...


Somos un país de pijoflautas, complejitos y acomplejados, lo que viene a ser un reino de mariconchis que por falta de testiculina y el qué dirán, subcontrata a otros países el honor, el valor y el coraje.
Uno que está un pelín viajado, ya por el 2008 pudo ver como el ejército italiano prestaba fusil en mano y por parejas, servicio de seguridad perimetral y el control de acceso a la catedral del Duomo, vamos, que hacían lo que tenían que hacer, proteger a la sociedad a la que pertenecen. Que tontos son estos italianos… 
Mientras que Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Inglaterra, no digamos Estados Unidos o cualquier otro país menos megachachi y practicante del buenismo zapateril que el nuestro saca al ejército a la calle… Aquí no, aquí el ejército lo usamos para mandarlos a misiones internacionales en el extranjero luchando por no sé quién, a vigilar las vías del AVE en medio de la nada, apagar fuegos perdidos en el monte o jugársela en caso de catástrofe natural pero siempre donde nadie les vea, que curren pero sin estorbar, donde su bélica imagen no ofenda a los meapilas, donde no puedan intimidar con su tan despiadada y desagradable estampa, la de un soldado armado y con la bandera nacional cosida en el brazo velando por la seguridad de todos, ganándose el aprecio, reconocimiento y cariño de sus compatriotas.
Esto…, pues nada, que decía yo así a lo tonto que igual y sólo igual… dada la situación que estamos viviendo, igual ahora era un buen momento para sacarlos a la calle, ponerles a proteger aeropuertos, estaciones, embajadas, lugares estratégicos o lo que sea permitiéndoles así el mezclarse con la sociedad a la que se deben, ofrecer su verdadera imagen y darles la oportunidad de hacer lo que saben y seguro que están deseando hacer, servir a España.
No sé, digo yo…

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