jueves, 26 de noviembre de 2015

Los muertos de España.


Hace falta ser muy mezquino y miserable para hacerlo, hace falta carecer de honra y principios, no respetar nada ni a nadie, ni a su propia madre para hacer algo semejante, para maldecir o "cagarse" en los muertos de la Guardia Civil.
Han sido muchos los asesinados, mutilados y callados para siempre, demasiados los funerales a escondidas, los huérfanos, las víctimas de la cobardía bajo capucha, del miedo social, el amparo político, la ambigüedad y el txikiteo ajeno a la cosa para que un cabrón cualquiera con voz de cazallero se cague públicamente en los muertos de la Guardia Civil. Es inaceptable, es intolerable hasta en España, en el reino de pagainfantas donde por cobardía y deshonor todo se tolera.
Siempre hay un lápiz para un tonto, un paralítico intelectual, un imbécil hijo de la gran puta cualquiera que micrófono en mano se viene arriba para maldecir y cagarse en los muertos de la Guardia Civil porque sí, porque es gratis, porque está de moda y le sale del higo, de su superdemocrática desvergüenza, para que a algún gilipollas hasta le resulte gracioso, como por ejemplo al kichitalibán de los huevos, el hoy alcalde de Cádiz gracias al guapito de Sánchez. Patéticos personajes.
Se está perdiendo el norte, los derechos denigran a la dignidad, la cobardía nos tapa el horizonte y los complejos nos deshonran. Todo nos suena normal, nada nos asusta ni indigna, nada nos parece raro y tragamos con todo.
Todo para esto. Hombres de honor, Guardias Civiles, hombres, mujeres y niños asesinados para que el kichi se parta el culo, para que se descojone de risa y se lo pase de cine escuchando como un crecidito malnacido cualquiera se suba al estrado micrófono en mano para cagarse en los muertos de la Guardia Civil, en los caídos por la libertad de todos, en los muertos por nada, los muertos de España.

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