viernes, 27 de octubre de 2023

Analfabetos de pinganillo.

Ya verás como con tanto pinganillo y tanta inmersión lingüística al final tenemos un accidente. De hecho, ya nos están saliendo escamas y tenemos las yemas de los dedos más arrugadas que el culo de una vieja. Afortunadamente, todavía tenemos los bajos impolutos. Del euskera no vamos a referirnos porque ni ellos mismos lo hablan.

A lo que vamos, tenemos el idioma más rico del mundo, es la segunda lengua más hablada del planeta y la tercera más usada en la red, pues bien, en sus Cortes generales se usan intérpretes y pinganillos para que los prebostes, parásitos y bien pagados mandamases se entiendan entre sí en catalán. Tócate los huevos. España es diferente, es un ridículo país de botijo, pandereta y sandalia de esparto.

El problema del idioma sólo existe en Cataluña, donde el español no se practica ni imparte en los centros de enseñanza o instituciones porque no les sale de los cojones, pero incluso dejando aparte las coacciones y amenazas nazionalistas a comerciantes para rotular en catalán, el asunto va mucho más allá, el tema de fondo es la cultura y conocimiento global. El analfabetismo general. Son analfabetos.

Es increíble y vergonzoso que un chaval catalán de 14 años de edad no sepa dónde situar Asturias en el mapa, que no haya oído hablar en su vida de los Reyes Católicos, que no le suene Numancia, que no haya leído a Quevedo y confunda a Bécquer con un actor de "Sin tetas no hay paraíso".

Es patético que limite su conocimiento geográfico a las provincias que componen Cataluña y los personajes de la historia a Lluis Company o Rovira y Virgili. Es penoso que sea formado en la mentira permanente y reciba una manipulada, interesada y falsa educación partiendo siempre del victimismo y el odio a España desde el más rancio "nazionalismo" cuando se le habla de la nunca existente corona catalana-aragonesa en vez del Reino de Aragón.

Es seguro que ese chaval tampoco sabe que la heroína durante la guerra de la independencia española Agustina de Aragón, era catalana y realmente se llamaba Agustina Raimunda Saragossa Doménech, eso no interesa, probablemente tampoco haya oído en su vida hablar de Joan Estelrich, diputado de la Liga Regionalista de las Cortes Catalanas que allá por el año 1931 estipulaba que "para ser muy español hay que sentirse muy catalán", eso tampoco interesa, pero en cambio estará hasta los huevos del estrábico Junqueras,  el cobarde fugado "Puchidemon", el cínico caracura Aragonés y resto de ínclitos personajes que les inyectan odio a raudales para distorsionar la verdad.

Llevan años sembrando Cataluña de aversión a España y no hay mejor forma de hacerlo que manipulando mentes y esparciendo analfabetos, pero eso sí, con pinganillo y un rh superior.

1 comentario:

  1. Toda la razón, hay más tontos que botellines de cerveza.
    Un muro como el de Berlín los ponía yo y que se comieran como las ratas. Es lo que hay...

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